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Principios Tácticos – Parte 3

Fase Defensiva

Los principios tácticos específicos de la fase defensiva.

Los principios tácticos específicos de la fase defensiva ayudan a todos los jugadores, sean los más lejanos o los más directamente implicados en el “centro de juego» a coordinar sus actitudes y sus comportamientos táctico-técnicos dentro de la lógica de movimientos recomendados para el método ofensivo del equipo, buscando principalmente, la ejecución rápida y eficaz de las acciones de defensa que conducen a la consecución de los objetivos defensivos: defender la propia puerta y la recuperación de la posesión del balón (Worthington, 1974).

El cumplimiento de estos principios ayudará a los jugadores a orientar sus comportamientos y posicionamientos en relación con el balón, con la propia puerta, con los adversarios, con sus compañeros y con los eventos dinámicos del juego. Proporcionando que la defensa consiga orientar las acciones de ataque a las zonas menos vitales del campo de juego y pueda también restringir el espacio y el e tiempo disponible para la realización de las acciones de ataque por parte de los jugadores adversarios. (Bangsbo; Peitersen, 2002).

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Principio de Contención

El principio de la contención se refiere, básicamente, a la acción de oposición del jugador defensivo sobre el poseedor del balón intentando disminuir el espacio de la acción ofensiva, restringiendo las posibilidades de pasar a otro jugador atacante, evitando el regate que favorece la progresión por el campo de juego en dirección a gol y, prioritariamente, impidiendo la finalización a puerta (CASTILLO, 1996).
Las directrices de este principio abogan por la marcación rigurosa e individual sobre el poseedor del balón, para detener o retrasar la acción ofensiva del equipo contrario, la restricción de las líneas de pase y de finalización a puerta, impedir la progresión longitudinal por el campo de juego, la inducción del juego hacia un lado en particular del campo y ganar tiempo para la organización defensiva con el fin de aumentar la probabilidad de defender eficazmente y recuperar el balón (Worthington, 1974).
Las acciones características de este principio están presentes en el enfoque frontal que ocurre generalmente en el pasillo central del campo de juego y/o más cerca de la zona defensiva, donde el defensor debe obtener una posición entre el balón y la propia meta, y en el enfoque lateral que generalmente acontece en situaciones mas próximas a la línea lateral, donde la posición adoptada por el defensor se establece en función del balón, de la propia portería, del atacante y de la intención de dirigir las accione ofensiva de los oponentes para este sentido/extremo

Principio de la cobertura defensiva

El principio de la cobertura de defensa está relacionado con las acciones en apoyo de un jugador, «a la espalda» del primer defensor a fin de reforzar la marcación defensiva y evitar que avance el poseedor del balón hacia portería.
Al tomar una posición que evita la descompensación defensiva que implican la apertura de espacios propicios al avance del adversario, el jugador que realiza las acciones de la cobertura defensiva, tiene por objeto ser un nuevo obstáculo para el poseedor del balón, si el jugador supera al jugador de contención. Además de esto, el jugador de la cobertura defensiva también puede orientar al jugador de contención sobre los movimientos táctico-técnicos de los adversarios con el fin de animarlo a tomar la iniciativa de lucha en las acciones ofensivas del poseedor del balón (Bangsbo, Peitersen, 2002).
Este tipo de actitud ayuda a la lucha en las acciones de ataque, y también proporciona seguridad y confianza para el primer defensor (Worthington, 1974).
La cobertura defensiva cuando se hace en situación de superioridad numérica a favor de la defensa (por ejemplo, 2×1), facilita las acciones de apoyo del jugador que la realiza, puesto que la preocupación se centra principalmente en el portador de la pelota.
La cobertura defensiva realizada en situaciones de igualdad numérica (por ejemplo, 2×2) incluye otras preocupaciones para el jugador que la realiza, ya que, además de preocuparse por el portador de la pelota y el compañero que ejecuta la contención, debe estar atento a los movimientos realizados por el atacante que ejecuta la cobertura ofensiva.
Algunos factores relacionados con los aspectos extrínsecos e intrínsecos del juego deben ser considerados por los jugadores en el momento de realizar la cobertura defensiva, en virtud de la influencia de la distancia y el ángulo entre el jugador de contención y el jugador de la cobertura, que determinando la eficacia de las acciones realizadas.2014 04 14 002

Estos factores se relacionan con la zona donde sera realizada la cobertura, las condiciones del terreno de juego, las condiciones meteorológicas, la comunicación entre los atletas y las capacidades tácticas, técnicas, físicas y psicológicas que sus compañeros de equipo y sus oponentes poseen y presentan en el juego (Worthington, 1974; Bangsbo; Peitersen, 2002).

Según la zona del campo, a la distancia y al ángulo de cobertura, variará a variar en función de dos conceptos muy importantes que están implícitos y se establecerán gradualmente en función a la ubicación del balón, que son: el significado de riesgo sobre la portería y la concesión de espacio para las maniobras ofensivas. Asimismo, a medida que el “centro de juego” está más cerca del sector defensivo y del corredor central, más riesgo que el balón vaya a portería y menor espacio disponible deberá tener el atacante para realizar maniobras ofensivas.

En situaciones donde el “centro del juego» se ubica en el pasillo central y más cerca de la meta, el jugador responsable de la cobertura ofensiva debe acercarse al jugador que contiene, para reducir las posibilidades de finalización del adversario y ofrecer más seguridad al sector defensivo de su equipo.

En la situación en que se juega el balón por los corredores laterales, más lejos del sector defensivo, el jugador que realiza la cobertura deberá mantenerse más alejado del jugador de contención, ya que con la llegada de más espacio para la ejecución de maniobras ofensivas, el poseedor del balón puede superar los dos marcadores a la vez, en función del aumento de la velocidad de ejecución.

Por otra parte, en estas zonas los riesgos se reducen al mínimo en comparación con otras áreas del campo de juego.

En relación a las condiciones del terreno de juego y del clima, el jugador que realiza la cobertura debe mantener una menor distancia en relación al jugador de contención, a medida que las condiciones sean más adversas para el equipo que está en ataque5.

La adopción de este tipo de comportamiento desalienta al poseedor del balón para realizar regates, por lo que tendrá más problemas para mantener el balón, lo que facilita la acción de defensa.

Por otra parte, las acciones de equilibrio defensivo también se verán facilitadas si el poseedor del balón realiza un pase a un compañero que hace la cobertura ofensiva, en ese momento debido a las condiciones desfavorables, el se podrá colocar mas adelante, lo que aumenta el tiempo de trayectoria del balón y demanda mayor tiempo para su dominio.

La comunicación entre los jugadores es otro factor que también determina el éxito de la cobertura defensiva, porque puede servir como una guía para crear la armonía entre todos los movimientos defensivos.

Las comunicaciones se pueden establecer de forma verbal y no verbal.

Las denominadas verbales, que se consolidan por medio de los sistemas vocal y auditivo, se expresan principalmente por las orientaciones dadas por los jugadores sobre sus propias posiciones y la de los adversarios.

Por el contrario, las comunicaciones no verbales, percibida principalmente por el sistema visual, y algunas veces por el sistema táctil, se expresan a través de señales corporales presentes en las acciones de sus propios compañeros y adversarios. En relación a este factor también se puede decir que el grado de relación y de confianza mutua en la comunicación es fundamental para determinar el éxito de las acciones defensivas.

De los factores citados que influyen en las acciones de cobertura defensiva, el último, y no por ello menos importante, está relacionado con las capacidades tácticas, técnicas, físicas y psicológicas que los jugadores tienen durante el juego (CASTILLO, 1996).

Este factor se relaciona con los conocimientos previos adquiridos y la percepción que el jugador de cobertura tiene en el juego. Así, se establece una línea de razonamiento similar para todas las situaciones donde hay un predominio de una u otra capacidad. Se puede decir que si el jugador que realiza cobertura defensiva percibe que el jugador de contención tiene algunas deficiencias en alguna de estas capacidades, en relación con el poseedor del balón, debe de aproximarse al mismo.

5 En el caso de viento, esta relación se invierte. Si el equipo atacante está con el viento a favor, la cobertura debe estar más cerca, si el equipo atacante está con el viento en contra, la distancia entre el jugador de cobertura y el de contención puede aumentar.

Por el contrario, si el jugador de contención demuestra un mayor dominio de estas capacidades que el atacante que está marcando, la cobertura se pueden hacer a una distancia mayor, ya que el jugador tiene más probabilidades de contener y recuperar el balón, por lo que el jugador que estaba en cobertura defensiva, se convierte en la primera opción ofensiva para la secuencia del juego.

Como ejemplo de esta variabilidad de posicionamiento en el juego del fútbol, destaca una situación de prevalencia técnica, donde el portador del balón puede optar por el regate o por el pase.

En ella, si el jugador que está en la cobertura defensiva, se dan cuenta que el poseedor del balón es un jugador con un brillante regate, este deberá de aproximarse al jugador de contención, una vez que las posibilidades de que sea superado sean mayores. Considerando que, si el jugador se da cuenta que el que está haciendo la acción de la cobertura es un poseedor del balón que tiene una mayor capacidad para pasar el balón a zonas peligrosas del campo, este deberá situarse más lejos, porque la probabilidad de ejecución de un pase es superior a la de un regate.

Por otra parte, si el jugador de cobertura percibe que el portador de la pelota no tiene ninguna de estas características bien desarrolladas, se puede colocar más lejos del jugador de contención, siendo mayor la posibilidad de recuperar la posesión del balón, y asimismo él va a dar apoyo a la nueva configuración de la jugada.

Las características de las acciones de la cobertura defensiva en s i t u a c i o n e s de juego pueden ser percibidas cuando el posicionamiento del jugador de cobertura defensiva, que debe estar colocado entre el jugador de contención y la propia puerta, ofrece apoyo y seguridad al jugador de contención.

Principio de Equilibrio

El principio de equilibrio está garantizado desde el momento en que los jugadores comprendan los conceptos implícitos de sus aspectos estructurales y funcionales. En primer lugar se pauta una premisa que la organización defensiva del equipo debe tener superioridad, o al menos garantizar el mismo número de jugadores de defensa en el “centro del juego» situados entre la bola y la propia puerta, mientras que en segundo lugar se asocian las acciones de reajuste del posicionamiento defensivo en relación a los movimientos de los adversarios.

Mediante la aplicación de estos conceptos, lo que se pretende es garantizar la estabilidad defensiva en el “centro de juego” » a través del apoyo de esos jugadores a los compañeros que ejecutan acciones de contención y de cobertura defensiva. Al asumir un posicionamiento ajustado en relación con otros compañeros, el jugador que realiza las acciones del principio de equilibrio tiene mejores condiciones de transmitir a sus compañeros seguridad en la creación de condiciones desfavorables para el poseedor del balón y sus compañeros, aumentando, consecuentemente la previsibilidad del juego ofensivo adversario y la posibilidad de recuperación de la posesión del balón.(CASTILLO, 1996).

Las directrices de este principio cubren, por lo tanto, la cobertura de los espacios y el marcaje de los jugadores libres sin posesión del balón, cobertura de eventuales líneas de pase, y en algunos casos, la reducción del ritmo de juego, obligando al oponente a aceptar un cierto ritmo de juego .

Las acciones del principio de equilibrio pueden ser detectadas fundamentalmente a partir de la disposición equilibrada de los jugadores de defensa entre el balón y la propia portería, en las acciones de marcaje de los jugadores adversarios sin el balón y de apoyo a otros compañeros de equipo que están imbuidos de realizar las acciones de contención y de cobertura defensiva a el poseedor del balón.

Principio de Concentración

El principio de concentración se guía en los movimientos de los jugadores hacia la zona del campo de mayor riesgo la portería, con el objetivo de aumentar la protección defensiva, de reducir el espacio disponible para llevar a cabo acciones ofensivas del adversario en el “centro de juego” y de facilitar la recuperación de la posesión del balón (Bangsbo; Peitersen, 2002).

Las directrices de este principio se orientan en un intento de dirigir el juego ofensivo del rival a las zonas menos vitales del terreno de juego y reducir al mínimo la amplitud ofensiva en su longitud y profundidad, evitando que se creen espacios libres principalmente a las espaldas de los jugadores que realizan la contención, la cobertura y el equilibrio defensivo.

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Así, las acciones de la concentración se pueden hacer en cualquier zona del campo de juego, bastando para esto, que todos los jugadores involucrados en la acción sean conscientes de la importancia de su movilidad en la reducción del espacio y en el incremento de la presión en el “centro de juego «.

Durante el juego, las acciones características de este principio se puede observar cuando los jugadores defensivos colocados más lejos del portador de la pelota consigue «unir», adoptando posicionamientos más cercanos entre sí, a fin de limitar las opciones ofensivas del ataque a una zona determinada del campo.

Principio de unidad defensiva

El principio de unidad defensiva tiene una fuerte relación con la comprensión del juego por parte de los jugadores y el modelo de juego recomendado para el equipo. La concepción unitaria de la defensa de un equipo pasa por la conciencia de todos los jugadores sobre la importancia de sus movimientos, de sus límites y de sus posiciones en relación con los compañeros de equipo, el balón y los adversarios (Teissier, 1969; HAINAUT; BENOIT, 1979).

Las directrices de este principio tienen por objetivo asegurar que las líneas orientadoras básicas que coordinan las actitudes básicas y los comportamientos tácticos-técnicos de los jugadores que se colocan fuera del “centro de juego”.

Estas pautas también permiten que el equipo consiga equilibrar constante y automáticamente el reparto de fuerzas el método defensivo de acuerdo a las configuraciones momentánea del juego (CASTELO, 1996).

En principio, la regla del fuera de juego es un importante aliado del equipo defensor, porque a través de su efectiva utilización y ejecución, la última línea de la defensa puede reducir el espacio de juego efectivo adversario e imprimir mayor presión en el “centro de juego”.

Así mismo, al realizar movimientos eficaces y adecuados a la regla del fuera de juego y teniendo en cuenta las características del principio de unidad defensiva, el equipo consigue presionar a el poseedor del balón y a los compañeros que ayudan en las maniobras ofensivas.

El hecho de esta acción de presión es reducir el espacio, disminuir el tiempo que el poseedor del balón y sus compañeros tienen para tomar decisiones y llevar a cabo sus acciones, puede llevarlos a cometer errores tácticos o técnicos que benefician la recuperación de la posesión del balón o la llegada de más defensores para ayudar en las acciones de defensa.

Para conseguir garantizar la cohesión, la eficacia y el equilibrio funcional entre las líneas longitudinales y transversales del equipo en las acciones defensivas, los jugadores responsables de cumplir con el principio de la unidad de defensa, tienen que ser coherentes en sus movimientos, dependiendo de la variabilidad de las situaciones momentaneas del juego y del conocimiento de las capacidades y posibilidades de movimiento sus compañeros (PINTO, 1996).

Durante el juego, las acciones características de este principio pueden ser percibidas mediante la coordinación de los movimientos de los jugadores fuera del “centro de juego” en consonancia con la ubicación del balón, permitiendo desarrollar el juego de una forma más armónica y eficiente entre las líneas longitudinales y transversales del equipo, como por ejemplo el movimiento del jugador lateral al centro del campo para ayudar en la compactación del equipo cuando la acción de juego se está desarrollando en el lado opuesto.

Observaciones finales

Los principios tácticos contribuir a la organización y el rendimiento de los jugadores en el terreno de juego. El conocimiento de sus directrices, objetivos y especificaciones es una ayuda importante para los profesionales de educación física, profesores de escuelas y entrenadores para guiar el proceso de enseñanza/aprendizaje y entrenamiento del futbol. Por otra parte, la comprensión de estos principios, por parte de los jugadores, tiene como ventaja la estructuración de las acciones como objetivos, intenciones y sentido táctico, que ayudan a regular y organizar las acciones técnico-tácticas en el juego.

Además de esto, el conocimiento sobre los principios tácticos puede ayudar al proceso de evaluación táctica del rendimiento de los jugadores. Concibiendo que los comportamientos dinámicos de un equipo, así como su eficacia en el juego, pueden ser apreciados a partir de las variantes cualitativas y cuantitativas de las acciones de los jugadores en las relaciones de cooperación y oposición, se presupone que la comprensión de los principios tácticos constituye una herramienta útil para ayudar en esa evaluación. Para ello, el diseño, construcción y validación de instrumentos capaces de cuantificar y evaluar la aplicación de los principios tácticos de juego se vuelven importante, con el fin de llegar a una respuesta o un resultado que ayude a comprender el comportamiento táctico del jugador en el terreno de juego.

Como resultado de la construcción y aplicación de un instrumento de estas características, podemos destacar la posibilidad de observar y estudiar al jugador en situaciones de juego y de entrenamiento, lo que le permite controlar su prestación deportiva y ayudando a identificar los puntos de mejora en

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