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Metodología sistémica del entrenamiento

“Es sabido que el agua (H20) es un medio esencial para apagar el fuego, sin embargo, si separamos sus componentes, hidrógeno (H) y oxígeno (O), cualquiera de estas substancias no sólo no lo apaga sino que lo hace aun más incandescente”. António Barbosa (2008)

Esta frase resume y ejemplifica de forma muy esclarecedora la pérdida de la identidad y de su esencia de un elemento al tratar de forma separada sus constituyentes. Lo que se explica a continuación pues viene a ser una justificación de porqué no hacer lo que hasta ahora viene siendo habitual en el entrenamiento del fútbol, separar sus componentes, modificarlos, y esperar que emerja un buen funcionamiento fruto de la coordinación entre estas partes.131

Paradigma científico en el que se enmarca el modelo

A lo largo del pasado siglo el deporte vivía enmarcado por teorías conductistas y mecanicistas en las que se basaba su enseñanza y su entrenamiento respectivamente. El desarrollo del deportista y la evolución del deporte se basaba en modelos ideales construidos por evolución contrastada en base a factores ajenos al propio deportista. Con el cambio desde el paradigma mecanicista al ecológico, se produce un giro en las teorías del conocimiento. La visión mecanicista del ser humano con la consecuente metáfora del hombre-máquina, empezó a modificarse con la aparición de nuevos enfoques. Se empieza a considerar al ser humano como un sistema dinámico complejo e inestable, un sistema que cambia de estado a partir de situaciones de desequilibrio que acumula durante su experiencia vital. Estos estados son los estados a los que tiende el sistema si no se interviene sobre él, los atractores del sistema que determinan cualitativamente el estado del mismo. La distribución de los atractores será única para cada organismo o sistema, por lo que se debería actuar respetando esta individualidad, en contraposición a la búsqueda clásica de modelos ideales e universales. Toda estas concepciones se basan en la Teoría de los Sistemas Dinámicos aplicada al entrenamiento deportivo.

¿Qué es un sistema dinámico?

Un sistema es un conjunto de elementos o partes que interaccionan entre sí a fin de alcanzar un objetivo concreto. De los vínculos del sistema se crea información adicional no visible antes, surgiendo nuevas propiedades que no pueden explicarse a partir de las propiedades de los elementos aislados, las que conocemos cómo propiedades emergentes. Además un cambio en cualquiera de estas partes influirá en el resto de las partes, por lo que al plantear el proceso de entrenamiento deberemos valorar cómo influirá nuestra acción sobre alguna de las partes del sistema en el comportamiento general del mismo, substituyendo así el paradigma de disyunción/reducción/unidimensionalización por un paradigma de distinción/conjunción que permita distinguir sin desarticular, o asociar sin identificar o reducir (Morin, 2006).

Éstos sistemas poseen una serie de características organizacionales que los diferencia de otros tipos de sistemas:

  • • Sistemas de redes organizativamente cerradas (que se hace a sí mismo y no está programado desde fuera), pero abiertas a los flujos de energía y recursos (que produce, da y recibe). De esta forma hablaremos de sistemas auto-organizados, ya que su orden y comportamiento no son impuestos desde el exterior, sino establecidos desde el propio sistema.

Esto implica que ninguna de las partes del sistema ni ningún agente externo determina de forma causal su comportamiento. Así no podemos pensar que el entrenador debe ofrecer al jugador o al equipo la solución ideal a cada una de las posibles situaciones de juego, sino que su objetivo será el de formar equipos o jugadores potencialmente adaptables a la evolución de estas situaciones contextuales. Como dice Lillo (2010c) “el entrenador simplemente puede facilitar que sus jugadores tengan tendencia a actuar de determinada manera, pero después son ellos los que de forma nolineal responden a las evoluciones del juego”.

  • • Son sistemas que muestran co-adaptación, ya que por una parte existen dentro de su entorno y a la vez son parte de él. De esta forma la situación de juego hace cambiar la actuación del jugador y el equipo, de forma que el jugador se adapta para buscar la mayor eficacia y eficiencia posible, pero esta adaptación modifica a la vez el entorno, la situación de juego, de forma que existe un constante proceso de co-adaptación. Un jugador cuando llega a un nuevo equipo, modifica en mayor o menor grado las características del mismo. Sin embargo, el nuevo equipo modifica también las funciones y posibilidades del jugador.
  • • Totalidades integradas cuyas propiedades no pueden ser reducidas a las de sus partes más pequeñas. Sus características funcionales emergen de las relaciones organizacionales entre las partes, de manera que la dinámica global no puede reducirse a la dinámica de sus unidades constituyentes. Por ejemplo, el comportamiento del equipo emerge a partir de interacciones entre jugadores y no es reducible a las propiedades de uno o varios jugadores. Es muy fácil para cualquier aficionado al fútbol recordar algún equipo construido a base de “fichar estrellas” que ha fracasado porqué el funcionamiento del conjunto no era el esperado. Por mucho que sus partes constituyentes hubiesen tenido un buen rendimiento en otros equipos, al interactuar, las propiedades que emanan de aquella interacción no son tan lúcidas como era de esperar. No podemos entender pues el funcionamiento de los sistemas como una simple agregación de componentes.
  • • Tendencia a un comportamiento sub-óptimo. Los sistemas complejos tienden a ser un poco mejores que sus competidores y cualquier energía utilizada en ser mejor que esto es energía perdida.

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