Artículos

Comunicación táctica

Comunicación táctica

Es difícil pensar al fútbol despojado del carácter comunicacional que lo atraviesa.

Jugar al fútbol es un acto de comunicación en sí mismo. Hay quienes visualizarán este enunciado con total acuerdo pero también habrá otros que encontrarán pocos o ningún punto de acuerdo ello.

Este artículo no tiene la intención de plantear una controversia sino hacer foco en un aspecto entrenable del juego, que además, según nuestro criterio, es indisociable del mismo como lo es la comunicación táctica (CT).

Intentaremos llegar a tal concepto a partir de señalar algunos componentes del juego que conforman el registro comunicacional fútbol y su carácter táctico.

Componente intersubjetivo

El fútbol es asociación, colaboración, oposición, encuentro, co-creación y mucho más al mismo tiempo, en una dinámica que fluye del contexto de juego en interacciones entre sujetos que viven el fútbol desde su más profunda singularidad pero enredándose en una trama colectiva. Dice Sandra Massoni (2011) “la comunicación es un encuentro social en la diversidad”, en tal sentido, aceptar y valorar las diferencias expresadas en la forma de jugar de cada individuo y su aporte al equipo es un desafío en el entrenamiento.

Este componente comunicacional sólo puede ser entrenable desde una perspectiva sistémica, es decir, entendiendo que el fútbol es una totalidad que no puede fragmentarse sino que requiere de ejercitaciones donde las interacciones entre los futbolistas se dé en contextos de juego y no en situaciones aisladas basadas en repeticiones escindidas.

Por tanto, provocar interacciones intersubjetivas es una instancia de comunicación fluida, emergente y dinámica que es responsabilidad del entrenador provocarlas a partir del diseño de las tareas que le propone a los jugadores en el entrenamiento.

Componente espacial

El entrenamiento sistémico requiere de la creación de escenarios que simulen contextos de competencia con el objeto de generar vivencias que favorezcan aprendizaje significativo (Ausubel, 2002), es decir, que tengan sentido para futbolista, que se parezca al juego real tal y como se dan en el partido.

La disposición de estos espacios, simbólicos y materiales, donde las interacciones fluyen en virtud de lo que la tarea diseñada por el entrenador demanda, son instancias de comunicación espacio temporal tan habituales que no se las considera como tales. Sin embargo, ese espacio requiere ser ocupado, desafía a conquistarlo, necesita también ser liberado para volver a ocuparse, por lo cual es el espacio mismo el que interactúa con los futbolistas en constante comunicación a través del desplazamiento de los cuerpos en el campo. Hay un modo de comunicar de los cuerpos actuando en conjunto cuya coordinación requiere referencias espaciales que no pueden ser escindidas de contextos reales. No tiene sentido (significado) gambetear estacas o siluetas clavadas en el campo, no pasa eso en un partido.

Componente conceptual

Las acciones en el fútbol siempre tienen, lo sepan los futbolistas o no, un componente conceptual táctico detrás que se manifiesta en el devenir del juego. Un desmarque, un duelo, un despeje, un pase que rompe líneas defensivas o cualquier otro proceder provocará un efecto que tendrá una consecuencia de índole táctica, o sea, tendrá como fin propiciar un desequilibrio que favorezca a uno de los equipos.

Para que estos actos puedan ser provocado intencionalmente por los futbolistas es necesario que sean reconocidos conceptualmente, tal como lo afirma el entrenador mexicano Armando Anaya (2018) “la formación futbolística basada en conceptos pone en práctica el aprendizaje centrado en el jugador con propósito y aplicación a los entornos de atención (memoria, retención, etc.) La enseñanza conceptual es esencial para el aprendizaje pues fomenta el pensamiento conceptual en lugar de la repetición. Recordemos que el aprendizaje se dificulta cuando no se sabe explicar lo que se sabe hacer o se expone a los alumnos a elementos abstractos separados del contexto.”

Componente emocional

Sabemos por nuestra condición humana que las emociones son el principal motor de nuestras acciones, pero también sabemos por nuestra labor de entrenadores que somos capaces de generar entornos donde fluyan emociones que favorezcan el proceso de entrenamiento y aprendizaje de los futbolistas.

La generación de ambientes de trabajo saludables favorecen lo vínculos interpersonales y propician entornos de entrenamiento donde los futbolistas pueden expresarse sin condicionamientos para experimentar más allá de los errores. Esa atmósfera no aparece espontáneamente es necesario que sea generada por el entrenador como espacio de encuentro entre los futbolistas y sus referentes.

La COMUNICACIÓN TÁCTICA más que un modo de enunciar representaciones de un mundo dado resulta un enactuar (Varela, 1991) en múltiples dimensiones donde la comunicación es acción en entornos complejos y emergentes. Es un componente estructural del trabajo del entrenador y productora de sentido del proceso de entrenamiento.

Deja una respuesta