La CONCENTRACIÓN

La capacidad para controlar los procesos de pensamiento para concentrarse en una tarea – por ejemplo, en el fútbol, estar pendiente únicamente del juego, es, sin duda, la clave para alcanzar el nivel máximo, dentro de la capacidad que tenga cada uno. La atención ni es algo que aparece y desaparece. Todo ser humano siempre está concentrado en algún elemento de la realidad, ya sea interna o externa. El componente principal de la concentración es la capacidad de localizar la atención sobre la tarea que se está desarrollando, sin distraerse por estímulos internos o externos. Estos pueden incluir el abucheo de los espectadores, ruidos, amonestaciones del arbitro, y violencia física o verbal de los rivales. Los internos engloban sensaciones corporales distractoras y sentimientos de frustración (estoy muy cansado, me estoy poniendo nervioso, estoy haciendo el ridículo, etc).

La capacidad de no distraerse con estos factores se alcanza cuando los deportistas aprenden a controlar sus sentimientos y a focalizar correctamente su atención. Profesionales como cirujanos, pintores, músicos, futbolistas – Di Stéfano, Puyol, Baresi  alcanzan fácilmente una altísima concentración, mientras que nunca lo consiguen personas y jugadores normales. La concentración también significa el estar totalmente aquí y ahora, en el presente. Si la mente divaga en el pasado o en le futuro, no habrá eficacia en las ejecuciones.

 

A pesar de su enorme importancia, la concentración apenas se ha desarrollado en el deporte, y menos en el fútbol, al no abordase conceptualmente. De alguna manera persiste la opinión errónea de que entrenando con gran rudeza física todo lo demás llegará como por arte de magia durante el partido. Parece desconocerse que durante una competición, o dos que vayan muy seguidas, los jugadores, sobre todo si son adultos, no tienen un cambio notable en el nivel de su conocimiento del juego, su capacidad psicológica a su eficiencia biomecánica. La fluctuación en su rendimiento es, generalmente. Por las oscilaciones en su control  mental. En resumen, los jugadores no adquieren vitalidad, destrezas o inteligencia en el transcurso del flujo o reflujo de la competición. Si pueden perder el control de los factores cognitivos, como la capacidad de concentración y el procesamiento de señales relevantes.

Sin embargo, los entrenadores se limitan a decir a sus jugadores ¨concentrate¨ o ¨no te austes¨. Estos no acaban de entender cómo pueden lograr lo que se les pide y se muestran totalmente confusos. Con frecuencia, no son solo los jugadores los que están desconcertados. Una gran parte de los entrenadores tampoco saben lo que significa lo que están diciendo. Si se les pide una definición de la concentración, mantendrán a la defensiva. Ellos consideran que un jugador no se concentra eficazmente si su situación o ejecución estuvo por debajo de sus posibilidades. Asi mismo asumen que la concentración de un equipo solo es eficaz si se gana el partido. Pero como no tienen argumentos que sostengan sus peregrinas teorías, prefieren soslayar el tema.

El entrenador debe conocer a la perfección cómo y de que forma entrenará la mente de sus pupilos, para que ejerzan un buen control sobre ella, ya que la concentración invita al miedo y a la autoduda, conduciendo a la angustia y a la ansiedad, lo que, finalmente, crea círculos viciosos que llevan al fracaso. Además, el efecto de los factores externos es más pronunciado en momento de alta tensión.

Considera que si te pidiéramos que caminases sobre una tabla de madera de 10 metros de largo, 12 cm de ancho y situada a 5 cm por encima del suelo, probablemente lo harías sin titubear, concentrándote en la tarea de caminar por la tabla. Pero si estuviese a 15 metros por encima del suelo, casi seguro te paralizarías por el miedo a caer.

Reconocerás que no existe ninguna diferencia en la destreza física requerida, la diversidad está en la respuesta psicológica a como se percibe el acontecimiento estresante. En el último caso, la atención se centra en no caer en lugar de en caminar por la barra, lo que origina un miedo que inhibe la ejecución e incrementa la probabilidad de errores.

Procesos similares tienen lugar durante la competición. Un centrocampista de duro disparo, goleador, puede estar en buena disposición de remate y no tirar si su equipo va perdiendo o su actuación no es acertada. Igualmente un delantero que remató bajo una situación de alta presión, tras el partido nos describió la portería de la siguiente manera, ¨Entrenador, el arco era de balonmano¨, si la veía reducida a la mitad, ya puedes imaginar lo que paso con su mente.

Finalizamos con dos consejos que consideramos importantes:

a)     Igual que el aprendizaje de las destrezas técnicas lleva su tiempo, el de control de la concentración sobre una tarea sin reaccionar a estímulos externos también supondrá dedicar muchas horas de entrenamiento. No hay milagros.

b)    Lo mismo que corroboramos que el jugador alcanzará con el ensayo mental una buena concentración, también puede emplear esta armar para recuperarla. Si se diera cuenta de que su concentración se había interrumpido por factores externos, ruidos del público, insultos de algún espectador, un error propio grave, etc, deberá detenerse, inspirar profundamente para relajarse y luego atraer su atención nuevamente al ensayo mental, para definitivamente volver sobre lo que estaba haciendo.

Estractado de libro EL AUTENTICO METODO BARZA

Cuyo autor es: Laureano Ruiz.

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