Autoconfianza en el Futbolista

Concepto y definición de autoconfianza

Los términos autoconfianza, autoeficacia, competencia percibida o habilidad percibida son para todos los deportistas significativos, y sin duda cada uno sería a su manera capaz de definir su significado. Si preguntásemos a diferentes deportistas sobre su concepción de autoconfianza y su importancia, seguramente acentuarían la necesidad de mantener una actitud positiva con uno mismo, pensar siempre en los buenos resultados y creer en sus posibilidades. A pesar de todo esto es difícil para la mayoría de personas definir el término con precisión.

Bandura (1986) definió autoeficacia como la creencia que uno tiene acerca de su capacidad para ejecutar una tarea específica con éxito para obtener un resultado deseado.

En el ámbito del deporte existen múltiples definiciones del concepto. Weinberg (1996) la define como la creencia de que se puede realizar satisfactoriamente una conducta deseada. La autoconfianza equivale a la suposición de que algo se va a realizar bien.

Para Balaguer, Palomares y Guzmán (1994) tener confianza es tener una expectativa realista sobre lo que se puede conseguir. La autoconfianza, como ya se ha mencionado anteriormente, estaría relacionada no con lo que los deportistas esperan hacer, sino con lo que los deportistas de forma realista esperan hacer. Por tanto sería la percepción que tiene la persona sobre si sus capacidades son suficientes para enfrentarse a una determinada tarea y obtener resultados positivos.

Podríamos definirla como el grado de certeza que tiene el deportista sobre su habilidad para lograr el éxito en una tarea determinada, teniendo en cuenta las experiencias pasadas.

Y en este punto encontramos un punto clave en la formación de la autoconfianza, las experiencias pasadas. El nivel de confianza se va formando a lo largo de la vida del sujeto y es fruto de la interpretación de sus propias experiencias. Las expectativas de eficacia son cogniciones actuales, específicas y cambiantes que se van formando a partir de las propias experiencias pasadas.

Autoconfianza y rendimiento

Ante todo lo mencionado anteriormente queda claro que la confianza en uno mismo, la percepción que uno tiene sobre su capacidad para realizar con éxito ciertas conductas y aprender las destrezas necesarias para el deporte determinará el rendimiento deportivo.

Como ya hemos mencionado, ésta se va formando a lo largo de la vida como futbolista, a través de las interpretaciones que el sujeto hace de sus propias experiencias y logros, por lo que futbolistas con logros parecidos no tendrían por que tener el mismo nivel de confianza.

La confianza en uno mismo se caracteriza por altas expectativas de éxito y puede ayudar al futbolista a mantener emociones positivas, las estrategias de juego, los objetivos, mantener el esfuerzo, la concentración, etc.

Cuando un deportista está seguro de sí mismo es normal que se mantenga relajado y tranquilo bajo presión. Cuando el futbolista posee el nivel de confianza correcto es más fácil que mantenga la concentración en la tarea, mientras que aquel falto de confianza tiende a estar pendiente de no cometer errores y se distrae.

 

Las personas con poca confianza tienden a fijarse objetivos fáciles y poco retadores, que además de ser poco motivantes, no logran mejoras en el nivel del deportista y no lo hacen emplearse al máximo.

Mientras tanto, los futbolistas que confían en sus posibilidades, al contrario que los anteriores, se marcan metas retadoras y estimulantes, y tienden a mejorar y dar el máximo para lograr su consecución.

El ímpetu psicológico también se ve afectado por la autoconfianza. En el deporte es importante ser capaz de activar impulsos positivos e invertir los negativos para remontar adversidades, y la autoconfianza es fundamental en este aspecto, puesto que los deportistas con confianza en sí mismos evalúan estas situaciones como retos que superar y ante los que no ceder, y se activan con más confianza para superar la situación.

A su vez un deportista con confianza mantiene el esfuerzo e incluso lo aumenta durante toda la competición a pesar de las adversidades. Los deportistas seguros de si mismos tienden a competir para ganar, no tienen miedo de correr riesgos.

Por tanto tener confianza es tener una expectativa realista sobre lo que se puede conseguir. Es lo que los deportistas de forma realista esperan hacer, lo que interiormente evaluando sus capacidades, la situación y los requerimientos de la tarea, creen que pueden conseguir o ser capaces de realizar.

La confianza es un determinante fundamental del rendimiento, pero al igual que ocurre con futbolistas que tienen las capacidades y destrezas necesarias pero falta de confianza, una elevada autoconfianza no es determinante si no se tienen además las cualidades necesarias.

Niveles de autoconfianza

Al igual que ocurre con el nivel de activación, mucha confianza es igual de perjudicial que poca confianza. El rendimiento mejora a medida que aumenta el nivel de confianza, hasta un punto óptimo, a partir del cual aumentos en el nivel de confianza provocarían disminuciones en los niveles de ejecución. Cuando se llega al punto de confianza óptima se está convencido de que es posible alcanzar los objetivos marcados, que es posible, aunque esto no significa que siempre se consiga una buena ejecución. Pero es indispensable tener este nivel de confianza para rendir al total de sus posibilidades y desplegar todo el potencial como futbolista.

Pueden ocurrir errores, perdida de concentración o toma de decisiones erróneas, pero el nivel óptimo de confianza ayudará a recuperar la concentración, perseverar ante las adversidades, afrontar errores y mantener la perseverancia que conduce al éxito.

Nivel de confianza excesivo

Cuando existe un exceso de confianza el futbolista puede creer que no tiene que seguir esforzándose para lograr una buena ejecución, y es en ese momento cuando baja su rendimiento, debido a la falta de entrenamiento o de fortalecimiento de sus cualidades por la excesiva autoconfianza, o debido a la excesiva tranquilidad, falta de concentración o motivación con la que afronta una competición fácil a sus ojos. Esto puede conducir al fracaso. Su rendimiento disminuye porque creen que no tienen por qué realizar demasiado esfuerzo o prepararse para realizar una tarea.

Tienen una falsa seguridad en sí mismos. Cuando alguien se enfrenta a una competición con exceso de confianza suele pasar que tiende a dar ciertas ventajas, lo que lo sitúa por detrás rápidamente y esto, a su vez, hace que los adversarios se crezcan y ganen confianza. En estas situaciones de exceso de confianza el deportista se sobreestima y subestima al adversario o a la situación. Al confiarse en exceso y perder el respeto a la situación puede suceder que la concentración empiece a fallar y empeore la ejecución.

Con niveles de confianza excesivos el futbolista:

•Difícilmente admite los errores.

•El nivel de autoconfianza es mayor que lo que le garantiza realmente sus posibilidades.

•Confunde lo que es ahora con lo que le gustaría ser.

•Elude situaciones que pueden dañar su imagen de gran confianza (que puede ser una falsa confianza) con lesiones, discusiones con el árbitro…

Esta creencia inadecuada:

•Puede venir reforzada por los comentarios del exterior, de los padres, el entrenador…

•También puede ser reflejo externo de muy poca confianza interna. El deportista puede mostrarse agresivo y cínico externamente, aunque en su interior mantenga una lucha para soportar sus miedos y dudas.

Nivel de confianza bajo

La falta de confianza en la capacidad para ejecutar sus destrezas físicas en situaciones de presión hace que los deportistas, con cualidades para ello, no alcancen el éxito en un momento determinado durante una ejecución en un partido. Las dudas sobre uno mismo debilitan el rendimiento, crean ansiedad, provocan indecisiones y rompen la concentración.

Muchas veces la falta de confianza tiene que ver con una destreza física,  pero ésta puede generalizarse y alcanzar otras habilidades.

En estos niveles bajos de confianza es normal que el deportista no se esfuerce todo lo que puede, estas personas se centran en sus puntos débiles más que en sus habilidades, lo que hace que no fijen la atención en la tarea que están realizando.

Con niveles de confianza bajos el futbolista:

•Teme tanto al fracaso que rehúye participar o actúa sin convicción.

•Tiene la firme creencia de que, independientemente de lo mucho que entrene, va a seguir haciéndolo mal.

•Se ve a sí mismo como un perdedor.

•Suele abandonar la práctica deportiva (si se trata de deportistas jóvenes).

•Muestra altos niveles de ansiedad y pierde rápidamente la concentración.

 

Nivel de confianza óptimo

Cuando los futbolistas tienen un nivel óptimo de autoconfianza es cuando establecen metas realistas basándose en sus propias habilidades. Saben lo que pueden conseguir y conocen sus límites, de forma que no se establecen metas imposibles. Saben que no tienen inmunidad contra los errores y tienen que seguir luchando para corregirlos. El problema, por tanto, no esta en los errores, sino en la forma de afrontarlos.

Estos deportistas confían en sus posibilidades y saben que tienen habilidad para adquirir las competencias necesarias, tanto físicas como psicológicas, para poder mejorar en el deporte.

Cuando el nivel de confianza es óptimo el futbolista:

•Sabe que tiene que desarrollar conjuntamente su autoconfianza y el entrenamiento sistemático de sus habilidades físico-técnicas.

•Juega en base a sus posibilidades y se propone objetivos basados en éstas.

•No se limita a sí mismo por el miedo a ganar o a perder.

•Toma los errores y las derrotas positivamente, como parte del deporte, como información para mejorar en el futuro.

 

Fuentes de autoconfianza

Las creencias de autoconfianza son juicios sobre lo que uno puede hacer con sus habilidades, no sobre sus habilidades (Bandura, 1986). Y estos juicios son producto de un proceso de autoevaluación y autopersuasión que depende del procesamiento cognitivo de diversas fuentes de información de eficacia. Bandura (1977, 1986) propuso cuatro fuentes de información de eficacia que repercutirán en los niveles de confianza. Estas son los logros de ejecución, experiencia vicaria, persuasión verbal y estados fisiológicos.

Los logros de ejecución son la fuente más influyente de confianza por que se basan en las propias experiencias de realización personal. Si uno ha tenido éxito en estas experiencias, la autoeficacia aumentará, en el caso contrario disminuirá. Pero esta influencia de las experiencias pasadas dependerá además de la dificultad percibida de la tarea, del esfuerzo realizado, de los consejos recibidos, etc.

La experiencia vicaria consiste en la observación y comparación con la actuación de los otros en una tarea determinada. Prestando atención a las consecuencias de su actuación y utilizando esa información para hacer juicios sobre nuestra propia actuación. Observar a otra persona actuar con éxito puede aumentar nuestra autoeficacia, mientras que ver a otros actuar sin éxito puede disminuirla, esto ocurre especialmente si uno es similar al modelo.

Las técnicas persuasivas son muy utilizadas por parte de los otros significativos (entrenadores, familiares, compañeros, profesores). Los mensajes verbales deben de ser realistas y ajustados a las capacidades del individuo. La influencia que éstos ejerzan dependerá de la credibilidad del mensaje y de la persona que lo proporciona.

La información fisiológica incluye la activación autonómica y los niveles de dolor fatiga. Esta información depende de la evaluación e interpretación cognitiva que el sujeto realice acerca de la condición o estado fisiológico.

Maddux (1995) habla de otras dos fuentes importantes de autoconfianza, los estados emocionales y las experiencias imaginarias. En cuanto a los estados emocionales dice que emociones positivas caracterizadas por felicidad o tranquilidad probablemente aumenten los juicios de eficacia mucho más que el afecto negativo, ya que los síntomas emocionales de ansiedad podrían ser interpretados por el futbolista como una señal de que no posee las habilidades necesarias para una tarea determinada, lo que hará disminuir su eficacia percibida.

Las experiencias imaginarias hacen referencia a que, según él, los deportistas podrían generar creencias de eficacia imaginándose a ellos mismos o a otras persona comportándose de forma exitosa o cometiendo fallos anticipándose a una situación de ejecución.

Las diferentes fuentes de confianza influyen en la conducta ( en la elección de participar, en la toma de decisiones, en el esfuerzo empleado, en la motivación y en la persistencia ante el fracaso) y sobre los patrones de pensamiento de los futbolistas (metas, preocupaciones y atribuciones ante el éxito y el fracaso). Trabajando y potenciando estas fuentes de información de eficacia conseguiremos trabajar sobre los niveles de autoconfianza.

Vealey (1986) desarrolló un modelo y un marco teórico dentro del cual conceptualizar la confianza en el ámbito deportivo. Este modelo sería revisado en el 1998 dando lugar a un cuestionario que recoge nueve fuentes de confianza en le deporte (Sources of Sport Confidence Questionnaire, SSCQ). En el proceso de elaboración de este cuestionario se identificaron por tanto nueve fuentes de confianza a través de una revisión bibliográfica y preguntas abiertas a deportistas. Las nueve fuentes de confianza identificadas fueron:

Maestría: Dominio o mejora de las habilidades personales.

Demostración de habilidad: Mostrar las habilidades a los demás o mostrar más habilidad que el oponente.

Preparación física / mental: Sentirse física y mentalmente preparado con un enfoque óptimo para el rendimiento.

Autopresentación física: Percepciones del propio self físico (cómo percibe uno o una que le ven los demás).

Apoyo social: Percibir apoyo y animo de los otros significativos en el deporte, como el entrenador, la familia y los compañeros de equipo.

Liderazgo del entrenador: Creer en las habilidades del propio entrenador en la toma de decisiones y liderazgo.

Experiencia vicaria: Mirar como otros compañeros de equipo o amigos rinden con éxito.

Comodidad del entorno: Sentirse cómodo en un entorno competitivo.

Favorecimiento situacional: Sentir que lo que ocurre va a favor de uno.

La importancia de las diferentes fuentes de confianza variará dependiendo de la edad del futbolista, de su nivel competitivo, del sexo y de los programas de los diferentes clubes, por lo que es importante identificar a que fuentes de confianza le dan más importancia los diferentes deportistas e intentar potenciarlas en cada club y caso particular.

Trabajar sobre las fuentes de confianza puede ser un modo de controlar y regular los niveles de confianza, pero podemos mencionar otros.

Desarrollo de la autoconfianza

Como ya hemos mencionado, no debemos pensar que la autoconfianza es una concepción global sobre el funcionamiento general, si no que son cogniciones cambiantes y específicas que se van formando y modificando a través de la experiencia por lo que los niveles de confianza se pueden modificar. Se puede entrenar en autoconfianza. Muchas personas creen que la confianza se tiene o no se tiene, pero lo cierto es que mediante entrenamiento, trabajo y una buena planificación se puede modificar y formar.

Por tanto la confianza puede mejorarse, y junto con el control y manipulación de las diferentes fuentes de confianza mencionadas anteriormente podemos utilizar diferentes estrategias.

Visualización

Mediante esta técnica nos podemos ver a nosotros mismos haciendo cosa que nunca hemos sido capaces de hacer o en cuya ejecución hemos tenido dificultades.

Entrenamiento físico

Estar en la mejor forma física es otra de las claves para sentir seguridad en sí mismo. El entrenamiento ayuda al deportista a saber que puede resistir a todo lo que haga falta hasta ver realizado su cometido.

Actuar con confianza

Los pensamientos, las conductas y las emociones están interrelacionados. Cuando más confiadamente actúa un futbolista, más probable es que se sienta confiado. Los futbolistas siempre deberían tratar de mostrar una imagen de seguridad, manteniendo siempre la cabeza alta incluso después de un error. Ello mantendrá a los adversarios con la incertidumbre.

Logros de ejecución

Como ya hemos dicho antes, toda conducta que conduce al éxito aumenta la confianza y da lugar a que se repita esa conducta. Un entrenador debería organizar los entrenamientos de forma que simulara dela manera más fiel una situación de partido y una ejecución real.

Pensar confiadamente

Los deportistas necesitan descargar pensamientos negativos y reemplazarlos por ideas positivas. La confianza consiste en pensar que se pueden alcanzar los objetivos y que se alcanzarán. Los pensamientos han de ser instructivos y motivacionales y evitar que sean críticos. La corrección de la técnica, el animo, y las señales convenidas para ejecutar la destreza de manera más satisfactoria deberían ser el centro del habla consigo mismo.

Preparación

Si estamos preparados sentiremos la confianza de haber hecho todo lo posible para conseguir el éxito. Un plan de acción nos da seguridad porque así sabremos lo que pretendemos hacer. Se debe preparar una estrategia para tener claro lo que se ha de hacer en cada momento y evitar sorpresas, evitar que el futbolista se encuentre con una situación que lo descoloque o en la que no había pensado.

Control de los pensamientos

El máximo control sobre el pensamiento es el objetivo final de la preparación psicológica y fundamental para poseer un filtro que ayude a mantener la confianza estable. Preparar pensamientos alternativos para el control de todos aquellos negativos que surjan en competición y contrarrestarlos sería lo ideal.

Establecimiento de objetivos realistas. Es fundamental a la hora de establecer los objetivos que estos sean realistas, acorde con las capacidades del equipo o del futbolista en concreto, para evitar desmoralizar al deportista ante el fracaso en objetivos excesivamente difíciles o inalcanzables. Alcanzar objetivos a corto plazo es una fuente primordial de confianza. Por lo que sería conveniente establecerlos.

Reforzamiento verbal

El refuerzo verbal por parte del entrenador y el feedback contingente a una correcta ejecución por parte de un futbolista es una forma sencilla y muy útil para aumentar la autoconfianza. Y no solo el refuerzo del éxito, si no también ante el esfuerzo del futbolista.

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