Hoy hablamos mucho en etapas formativas de querer lograr jugadores y equipos con autonomía en las tomas de decisiones y con mucha adaptación contextual para poder dar soluciones a las constantes incertidumbres que el juego demanda, por eso empezamos a hablar de autoorganizacion, de neutralizar las amenazas del rival y de encontrar y aprovechar las oportunidades que se presentan en una dinámica de constantes cambios y transformaciones.
Es muy cierto que sin organización será imposible autoorganizarse, por lo tanto será imprescindible tener bien desarrolladas las diferente estrategias organizacionales, entender donde presionar, donde quiero recuperar la pelota, los distintos movimientos tácticos etc.
Aquí el rol del entrenador adquiere notable relevancia y todas sus competencias pedagógicas, didácticas y comunicacionales para que la organización (equipo) funcione lo más aceitadamente posible en todas sus interrelaciones y sinergias preexistentes y emergentes.
Un equipo bien organizado puede tener la facilidad de autorganizarse y gestionar las condiciones de adaptaciones cambiantes del juego y entornos, pero si esto no ocurre solo tendrá orden estático y previsible, propios de una organización sin variantes, sin respuestas, sin evolución.
Es aquí donde planteamos la perspectiva de la mirada del entrenador para identificar si el equipo necesita coordinar aún más las interacciones para ordenar y organizar las diferentes funcionalidades del equipo o facilitar las apariciones de la autoorganizacion con mucha adaptación y flexibilidad, teniendo en cuenta que organización y autoorganizacion son dos caras de una misma moneda que está continuamente girando en un aparente equilibrio dinámico.
La planificación, la sesión de entrenamientos, las tareas y las intervenciones del entrenador están siempre haciendo foco en estas necesidades y es de suma importancia que utilicemos de manera porcentual lo que creamos más conveniente.
Planificar sin alejarnos de la lógica que el juego propone, y teniendo en cuenta contextos dinámicos y competitivos vamos a lograr tareas variables, específicas y significativas acompañada de intervenciones moderadas en cada sesión, nos va a dar como resultado jugadores y equipos con mayor adaptabilidad, confianza y autonomía a la hora de tomar cualquier tipo de riesgos en las decisiones.
Por: Lic. Antonio Muraca
Coordinador del Fútbol Juvenil Club del Gran Rosario – GrupoEkipo
Miembro del Centro de Estudios del Fútbol GrupoEkipo de la UGR