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El modelo de juego como director del proceso

¨El fútbol deberá tener como núcleo director la dimensión táctica del juego porque es en ella y a través de ella que se consustancian los comportamientos que ocurren durante el partido¨.

(Julio Garganta)

Si analizamos cualquier acción que realiza un jugador durante el transcurso de un partido viene precedida de una decisión comandada por la dimensión táctica o cognitiva. En el afán por reducir estas acciones a la mínima expresión para poder analizar los aconteceres, definimos la actuación de un jugador como la suma de pases ejecutados, kilómetros recorridos (con sus diferentes intensidades), saltos, tiros, etc.

Bajo nuestro punto de vista y teniendo en cuenta que la dimensión táctica es la que comanda todo el proceso decisional, entendemos que el análisis del comportamiento de un equipo o jugador en competición debe partir de otras premisas, no sólo basadas en la acción del jugador sino en la interacción, con los compañeros, modelo de juego y rivales.

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Desde un prisma donde el modelo de juego se convierte en director del proceso de entrenamiento, y direccionando nuestro ¨jugar¨, un jugador no está realizando un sprint de 12 mts seguido de un disparo, sino que procura ganar la espalda de la última línea defensiva mediante un desmarque de ruptura y finalizando a gol, ni podemos afirmar a secas que el defensa ha realizado un pase ( e incluso llevarlo a la estadística de errores/aciertos sin tener en cuenta la intención, la dificultad y la zona del campo en la que se hizo) a otro compañero, sino que puede estar batiendo una o dos líneas de presión del rival favoreciendo la recepción en el interior del bloque defensivo contrario, y estos principios de juego u objetivo tácticos deben ser el principal fin del entrenamiento en sí, para conseguir que estas acciones que queremos que se manifiesten durante la competición están asimiladas por los jugadores.

Como explica Guilherme de Oliveira ¨hay una necesidad permanente del modelo de estar siempre presente en todo instante de forma que las cosas se direccionen siempre como yo pretendo que acontezcan¨. A los que Jose Mourinho contribuye con lo siguiente, ¨ejercitamos nuestro modelo de juego, ejercitamos nuestros principios y subprincipios de juego, adaptamos los jugadores a ideas comunes a todos, para establecer un mismo lenguaje comportamental. Trabajamos exclusivamente las situaciones de juego que me interesan, hacemos su distribución semanal de acuerdo con nuestra lógica de recuperación, entrenamiento y competición, progresividad y alternancia. Creamos hábitos con la vista puesta en el mantenimiento de la forma deportiva de equipo (no forma física), que se traduce en un frecuente ¨jugar bién¨.

Hoy día el fútbol ha evolucionado de tal manera, que hacemos pasado de un juego que en los años 60 y principios de los 70 consistía en aprovechar los espacios libres dejado por el rival, a un deporte en el que el rival está constantemente reduciéndonos el tiempo y el espacio. Por lo que ya no tenemos simplemente que aprovechar los espacios sino que previamente hay que crearlos, con el hándicap añadido de tener muy poco tiempo para ejecutar cada una de las acciones.

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Está evolución de la táctica nos lleva a preparar a nuestros jugadores para interpretar las situaciones rápidamente y ejecutar en consecuencia. Por eso no estoy muy de acuerdo con la afirmación de que el jugador tiene que ¨pensar¨, evidentemente debe surgir en la mente del jugador en proceso cognitivo determinado por su cultura y su memoria táctica así como el conocimiento de sus posibilidades, pero no hay tiempo material para un proceso consiente y más o menos largo de nuestra mente como es el pensamiento. En un deporte como el nuestro más que ¨pensar¨ el jugador tiene que decidir rápido, y para decidir a una alta velocidad en una situación de máxima incertidumbre, debemos llevar el conocimiento del juego y de nuestro modelo a un plano no consiente del cerebro, crear a través del hábito imágenes mentales que amplíen nuestra memoria táctica y dar la suficiente información durante el proceso de entrenamiento para aumentar la cultura táctica de los jugadores, ampliar su conocimiento del juego, para que en situaciones de máximo estrés competitivo estén preparados para tomar la decisión correcta en cada momento.

La realización regular de los principios de acción creados para nuestro equipo, hace que los jugadores creen una familiaridad con una lógica de funcionamiento que los lleve a anticipar con mayor eficacia y menos esfuerzo los acontecimientos durante la competición.

Está capacidad de anticipación nace cuando esta experiencia se graba en el cerebro como un hábito. Queda claro de la importancia del entrenamiento para que este mecanismo pueda llevarse a cabo.


Modelo Organizacional-Estratégico de entrenamiento de fútbol.

Adrián Cervera

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