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El entrenador como constructor de un “Futbol” Determinado

“(…)el éxito de el fútbol tiene mil recetas. El entrenador debe creer en una, y con ella seducir a sus jugadores”.

Valdano (1998 cit. Por Games, M en 2006)

De la construcción de ese <<Jugar>> que pretendemos alcanzar debe encargarse y ser el máximo responsable el Entrenador. El Entrenador será quien intervenga directamente en la gestión de todo el Proceso de Entrenamiento que llevará a un Equipo a <<Jugar>> de una determinada forma. Es el pensador y líder del Equipo.

El Entrenador deberá tener una idea clara de <<Juego>> (Cultura Táctica). Especifica y singular, la cual vendrá determinada por si historia futbolística, por el tipo de <<Fútbol>> que vivió y vio.

Sin Embrago, el Entrenador no puede limitarse a pensar el <<Juego>>, también deberá transmitirlo, cosa que deberá conseguir mediante el entrenamiento. Tendrá que hacerlo de forma clara y concisa, de manera que sus jugadores entiendan nítidamente que es lo que busca, cual es el <<Fútbol>> al que pretende que sus jugadores lleguen.

Para la consecución de ese objetivo a través del Proceso de Entrenamiento, Vitor Frade (2005) dique que. “el entrenador deberá formarse como un ser reflexivo, un ser organizado, un ser ponderativo, para el cual la certeza será la incerteza. El entrenador no hará porque una vez vio hacer, sino porque su intuición y reflexión le mostrarán ese camino como el mejor para alcanzar el objetivo procurado”, dejando claro, que el Entrenador no debe copiar el trabajo y los ejercicios a realizar, sino que debe ser el quien los genere, siendo dicho Proceso único y singular (pensado por él), acorde con el contexto que lo rodea, y ser reflexivo con su propio trabajo.

Además, “el entrenador será consciente que la periodización que lleva a <<Jugar>> de una determinada manera es un proceso de larga duración”. Esto significa, que para la construcción de un Equipo, con una identidad propia, el camino es largo, y va mas allá cuando nos dice que este proceso debe ser pensado desde la “Formación hasta alcanzar el Rendimiento Superior”.

Ya aquí mencionamos la forma como el feedback (la retroalimentación) es uno de los «ingredientes» que enriquece el aprendizaje, en este caso, los principios de juego. Carvalhal (2003, cit. Por Tavares, 2003) dice, a propósito en relación con la especificidad de los ejercicios que «La dinámica que tu imprimes, el comportamiento «con el que obligas” a los jugadores a trabajar es importante, pero los comentarios que tu les haces en estos  ejercicios son importantísimos también».

Guilherme Oliveira (2003) corrobora también esta posición cuando dice que: «Estoy entrenando determinados atletas en un sitio, otra persona en el mismo campo, para entrenar exactamente la misma cosa, exactamente el mismo ejercicio, yo puedo ser específico y aquella persona allí al lado puede no estar haciendo nada específico (…). La diferencia está en mi discurso y en su discurso». El feedback es un instrumento extremadamente útil para quien se encuentra aprendiendo, porque nuestro cerebro es «auto-referencial”, es decir, decide con base en aquello que acabó de hacer (Jensen, 2002: 57), por lo tanto le sirve de “guía» para los jugadores. Mourinho (2003, cit. Al Baker, 2003) corrobora también la importancia de las retroalimentaciones (feedbacks) en el entrenamiento cuando dice que para conseguir que los jugadores asimilen sus ideas lo fundamental son los «ejercicios, las retroalimentaciones (feedbacks) y la relación entre las retroalimentaciones (comentarios) y los ejercicios».

Sin embargo, la retroalimentación (el feedback) es un instrumento que es tan útil como difícil de aplicar correctamente. La necesidad y la pertinencia de las respuestas del feedback depende, según Graça (1998), las características de la tarea conjuntamente con el estado de desarrollo de los jugadores, lo que equivale a decir, que dependiendo de los aspectos circunstanciales, una retroalimentación (un feedback) puede resultar altamente útil, intrascendente o incluso perjudicial.

Para que todo esto sea posible se requiere que los entrenadores en cada situación de ejercicio tengan una noción o un sentido muy claro de lo que quieren  o pretenden y una buena capacidad de observación e interpretación de los comportamientos mostrados por sus jugadores.

“Por lo que la tarea del Entrenador será moldear las ideas de cada uno de los individuos que forman su Equipo y hacer que todos ellos piensen lo mismo y de la misma manera en una determinada situación. Esto nos lleva a la esfera del “saber sobre un saber hacer”

Vitor Frade.

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