Artículos

Transiciones – “continuum o dinámica de juego”.

Dentro de la definición altamente conceptual de Hernández Moreno, se encuentra la esencia del fútbol como deporte de equipo, sujeto a unas características básicas que comparte con otros deportes. Es precisamente su estructura la que permite, mediante el uso de la posesión de balón como indicador determinante (tal y como indica Benito Floro), la composición del juego en diferentes momentos. Si bien autores como Barea Villegas (2009) afirman que tanto en el fútbol como en otros deportes de colaboración oposición únicamente existen dos fases de juego marcadas por la posesión o no del balón; otros autores enmarcados en la línea de este artículo como Mourinho (en Oliveira y colaboradores, 2007), Amieiro (2007) o González y colaboradores (2007), definen cuatro momentos de juego, incluyendo las transiciones como momentos específicos, y no como parte de la fase ofensiva o defensiva. Estos cuatro momentos de juego son:

 

_ Momento ofensivo. Equipo en posesión de balón, posicionado para realizar el ataque.

_ Transición ataque-defensa. Equipo pierde la posesión de balón.

_ Momento defensivo. Equipo sin posesión de balón, posicionado para realizar la defensa.

_ Transición defensa-ataque. Equipo recupera la posesión de balón.

Dentro del plano conceptual en que se encuentra enmarcado este artículo, compartimos la idea proporcionada por Amieiro (2007) al afirmar que “no existe el ataque o la defensa por separado, existe una relación continua ataque-defensa-ataque…”, lo que denominamos en este artículo “continuum o dinámica de juego”. Este continuum o dinámica de juego permite conocer siempre el siguiente momento de juego, porque, tal y como señala el mismo Amieiro (2007) “el siguiente paso tras la posesión de balón es la perdida de la misma y viceversa”. El equipo que no sea consciente de la realidad cambiante del juego y de los momentos que en él acontecen, estará obviando la naturaleza propia del juego.

A menudo se contempla el modo de atacar o defender de un equipo obviando los momentos de articulación entre ambos. Son las transiciones los momentos que permiten dar un sentido unitario y lógico al juego.

Este artículo pretende aportar una continuidad en la evolución por la comprensión del juego, explicando desde un punto de vista lógico y contextualizado las transiciones dentro del juego.

 

Comenzamos…

 

Definición.

En este apartado, la recopilación de las definiciones más significativas encontradas en la literatura especializada de la palabra transición, va a facilitar la comprensión global del concepto, evitando el parcialismo definitorio encontrado en algunas de ellas.

Para ello, la primera definición que revisamos es de la Real Academia Española de la Lengua, que define la palabra transición como “Acción y efecto de pasar de un modo de ser o estar, a otro distinto”; en base a esta definición encontramos la palabra “cambio” como sinónimo más aclarador.

Ambos conceptos lingüísticos permiten establecer un punto de partida hacia la definición específica de la palabra transición dentro del “argot” futbolístico.

Es Pardo (2008), quién realiza la definición más simple de las transiciones en el fútbol, señalando la palabra transición como “el paso de la fase defensiva del juego a la fase ofensiva, y viceversa”. La simplicidad de la afirmación reduce al momento de pérdida o ganancia de la posesión de balón, sin matizar otros aspectos importantes como la preparación de la siguiente fase de juego en la fase previa, o las implicaciones cognitivas que acontecen.

Al igual que Esnal Pardo, Álvaro (1995), define de forma breve la transición como “fase del juego en la que la posesión de balón no está definida por ninguno de los dos equipos (disputa de la posesión)”. Esta definición ha sido utilizada como base en diversos artículos como Vales (1996) o Lotina y Domínguez (2006).

Dentro del análisis de la definición de Álvaro (1995), surgen varias dudasen la concepción y explicación de la transición; por ejemplo:

Estamos deacuerdo en que en los momentos en que no está definida la posesión de balón, nos encontramos en una transición, pero ¿Podemos limitar la transición exclusivamente a estos momentos? Si tenemos esta visión reduccionista de la transición, principios como la salida de balón de la zona de robo dentro de la transición defensa – ataque, o el cambio de orientación seguido del robo en el mismo tipo de transición, no tendrían cabida.

En apoyo a nuestro punto de vista, Cuadrado (2006) afirma que “el instante de robar debe estar claramente separado del instante de jugar”, marcando que “el jugador que inicie la fase de ataque debe ser el que recibió el balón de quién se lo robo previamente al adversario, con excepciones”. Así, el hecho de que haya principios de juego en las transiciones, que no estén definidos en el momento ofensivo ni en el momento defensivo, provoca que la definición de las transiciones deba ser más amplia que únicamente todos los momentos en que no está definida la posesión del balón.

Méndez Albano define la transición como la “capacidad de un equipo de pasar rápidamente de defensa a ataque o de ataque a defensa…”; y añade que “el manejo de la misma (refiriéndose al momento de transición) no tiene nada que ver con el estilo o forma de juego del cuerpo técnico o del equipo”. En la primera parte de la afirmación, incorpora el concepto rapidez a la definición, otorgándole a la transición un ritmo o velocidad de ejecución válida para realizar la acción con éxito. Sin embargo, es en la segunda parte de la afirmación en la que discrepamos por completo.

Ante la comprensión global del juego, incluidos los cuatro momentos o fases del juego, no podemos obviar dos de los momentos, pues daría lugar a un conocimiento parcial de toda acción de juego real. En la preparación para la competición, un equipo debe conocer los aspectos más relevantes del juego, y realizar un planteamiento lógico y armónico, que permita la

coherencia en cada una de las partes, pues cada una de las partes representa el todo y viceversa.

En defensa de nuestro punto de vista, Cuadrado Pino (2008a), define las transiciones como “La clave para orientar el juego del equipo y hacer que la jugada inmediata, de ataque o defensa, se realice bien. En la preparación las transiciones reside un aspecto fundamental para los posteriores movimientos del equipo en ataque y en defensa”. Y, como complemento a esta afirmación, es Amieiro (2007) quién expone la transición en el fútbol como “articulación de sentido entre la organización defensiva y ofensiva” y denomina “error” el plantear dicha articulación de momentos sin sentido.

También Guilherme Oliveira (2007), defiende la armonía de todos los momentos del juego basados en un mismo modelo explicando que “la transición que existe de la defensa para la organización ofensiva es una transición acorde a lo que pretendemos y que no nos resulta extraña”.

Es decir, lejos de la afirmación realizada por Méndez Albano, las transiciones en el fútbol SI que deben formar parte del modelo de juego del cuerpo técnico o del equipo, facilitando la comprensión global del juego, debido a su papel de mantenedores del continuum o dinámica de juego, articulando el cambio entre momento defensivo y momento ofensivo.

Tras las diversas características expuestas en los momentos anteriores, la definición de transición va adquiriendo mayor complejidad como consecuencia de los comentarios generados a partir de las definiciones mostradas. González y colaboradores (2007), exponen su definición de fase de transición, como “el paso de una fase a otra” y consideran la transición “como una fase del juego mucho más amplia, que se inserta indispensablemente en la fase anterior (con los movimientos preparatorios), y en la fase posterior (con el despliegue en caso de pasar al ataque y con el balance defensivo caso de pasar a la defensa)”.

Gracias a la definición de González y colaboradores, el momento de transición adquiere un carácter temporal mayor, ampliando la idea de que la transición propuesta por Esnal Pardo (2008) es una “fase muy breve en su desarrollo”, y comprobando su importancia dentro del modelo de juego.

La idea de la inserción de la transición en la fase anterior y posterior, permite completar la comprensión del juego de un modo global, imparcial, dentro de un modelo de juego definido.

Lotina y Domínguez (2006), comparten la idea de que la transición forma parte del continuum o dinámica de juego, siendo una fase de juego mucho más amplia, y que tiene relación directa con los momentos anteriores y posteriores a la transición. Pero, añaden la transición ataque-defensa

dentro del momento defensivo, y la transición defensa-ataque dentro del momento ofensivo. Afirman que la fase ofensiva “incluye la transición desde la fase defensiva hasta el ataque tradicionalmente llamado contraataque”, y que la fase defensiva “incluye la transición desde la fase de ataque hasta la defensa habitualmente conocida como repliegue o

balance defensivo”.

Es la propia naturaleza del juego la que define cuatro momentos de juego distintos, en directa relación, compartiendo espacialidad y temporalidad en

ocasiones, pero nunca enmarcando de manera directa y completa un momento de juego dentro de otro, tal y como defienden González y colaboradores (2007) en oposición a Lotina y Domínguez (2006).

Conocidas todas las definiciones de transición aplicada al fútbol, y teniendo como base nuestro modo particular de entender, podemos definir la transición como “momento de articulación del juego entre el momento ofensivo y el momento defensivo (y viceversa), que permite el continuum del juego, está insertado en los momentos inmediatamente anteriores e

inmediatamente posteriores, y forma parte de la comprensión global del juego”.

Deja una respuesta