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Organización en bloque

Entre las facultades que deben exponerse de Arsenal, reciente campeón de Argentina, puede manifestarse que la utilización exhaustiva de la táctica, respaldada de un espléndido compromiso físico, constituyeron sus aspectos claves llegada la hora del análisis final.

Alfaro, un entrenador pragmático y sencillo, logró desde su disciplinada disposición estratégica, una cohesión admirable entre sus futbolistas, consiguiendo una adhesión absoluta a su mensaje. Aquí voy a permitirme una licencia para reseñar una anécdota que refiere al mencionado entrenador. Cierta vez, cuando él dirigía a Quilmes, invocándolo en el acceso principal de ese coqueto estadio, y con la finalidad de observar una práctica, pregunté por Gustavo Alfaro, inmediatamente el portero procedió a corregir mis palabras, “El señorrrr Gustavo Alfaro”. Lo hizo en tono cordial pero firme, manifestándome, cómo se trataba allí al director técnico del primer equipo, seguramente en reciprocidad con su trato para con el personal de la institución. De este hecho se desprende que está en su naturaleza el respeto como piedra basal en la construcción de cualquier relación interpersonal, descartándose entonces, que el equipo del viaducto tuvo un vestuario impecablemente gestionado.

En cuanto al juego no hizo un culto de la tenencia, sí un plan defensivo dotado casi de una rigurosidad quirúrgica.
Se apoyó en la consistencia de Campestrini, que completó un torneo sin fisuras y los rendimientos superlativos de Lisandro López, Jorge Ortíz, Luciano Leguizamón y Emilio Zelaya.

En un campeonato en el que tuvo que experimentar una progresión, dado que aguardó a la quinta fecha, para recién sumar de a tres, y así quedar demostrado cómo esa otorgada ventaja inicial, no afectó mayormente a su puntaje total para consagrarse primero, 38 unidades, ya que por ejemplo de los últimos 21 puntos totalizó 19.
Un equipo sin proyección mediática, inclusive maldecido por los mercaderes del negocio, (¿hace falta aclarar que es el menos convocante de la elite?)
Con un presupuesto que lo condiciona íntegramente, noqueó todos los pronósticos, enfocándose desde el prisma de la efectividad.
Contra conjuntos con nombres superiores, a los que alumbran otras luces, se fueron imponiendo primero en los pequeños combates individuales, y esos uno versus uno ganados, lo llevaban al triunfo en la gran batalla colectiva.

En el certamen no perdió nunca como local, y obtuvo una diferencia de + 15. Defendió una idea sustentada en un estilo estrictamente prolijo, de conceptos claros, para algunos hasta insípido, pero con un desenvolvimiento solidario e inteligente y armas leales, cuyo más evidente testimonio es que solo 3 de sus jugadores vieron tarjeta roja a lo largo de toda la competencia.

Por lo anterior descripto, en parte, la leyenda estará autorizada a narrar que un buen día, en la gran mesa del deporte argentino por excelencia, sirvieron el más exquisito manjar y que un encumbrado Arsenal, a quien el destino quiso bien, guiado por el “Señorrrr Alfaro”, tuvo la determinación para acomodarse en el centro, y así, dejar de pertenecer solo a su pequeño pasado y meterse con pleno derecho en la historia grande del fútbol nacional.

 

José A. Caldeira
Director Técnico Nacional de Fútbol
Escritor

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