Artículos

La concentración en el futbolista

Para los jugadores…¡Concentración y Retroalimentación (interna)!

I) La concentración

Para iniciar este punto, nos interesa ante todo buscar un entendimiento de aquello que es la concentración. Silverio y Srebro (2002) sostienen que la definición de concentración tiene dos dimensiones: I) la capacidad de prestar atención a la información pertinente (relevante) e ignorar la irrelevante y los estímulos perturbadores y II) la capacidad de mantener esa atención durante un largo período de tiempo. Refiriéndonos específicamente al fútbol, Freitas (2004) considera que la información pertinente para un jugador serán sus funciones en el campo, la posición de la pelota y la posición y los movimientos de los compañeros y adversarios. La información irrelevante/perturbadora será el ruido de la multitud, las cosas que ellos dicen, los fotógrafos y gente de la televisión y los pensamientos negativos y de inseguridad. La concentración por lo tanto tiene que ver con los mecanismos de atención selectiva, que pueden ser interno (para estímulos internos) o externo (para estímulos del medio) (Cruz, 1996). Es aquello a lo que hacíamos referencia atrás como “mantener el foco” del cerebro en un determinado aspecto.

La inmensidad de estímulos a los que un jugador está sometido durante un ejercicio de entrenamiento o un juego (en este último es necesariamente mayor) propicia que la eficiencia de las acciones dependa en gran medida de la capacidad de concentración (Cruz, 1996). Como vimos en capítulos anteriores, cuando nos enfrentamos a una nueva situación la corteza pre-frontal es unode los principales para la focalización de la atención, pero a medida que el aprendizaje se lleva a cabo y vamos estando identificados con estas situaciones, la implicación de esta región del cerebro disminuye y por mecanismos de la memoria implícita la respuesta se da con mayor rapidez y fluida (sin problemas). No quedan, por esto, dudas de por qué la necesidad de que el jugador esté concentrado en el entrenamiento para que pueda asimilar y consolidar los comportamientos relacionados con sus funciones en el campo.

¿Pero será que todos los ejercicios en Fútbol colocan exigencias de concentración? Por supuesto que no. A medida que nuestra capacidad de atención no es ilimitada, ella tiene una variabilidad circunstancial.

La concentración surge entonces, según Frade (1990, cit Al Davis.) De «actuar en función de un propósito”, de un fútbol, “es esto lo que hace crecer la inversión emocional y la concentración –es esto lo que expresa la verdadera especificidad”. Jensen (2002: 112) señala después el papel decisivo de las emociones en la concentración, cuando declara que “la emoción ayuda a la razón a concentrar y a establecer prioridades». Goleman (1998: 66) añade que «las decisiones adoptadas en concordancia con este timón interior [valores] son revitalizantes. No sólo nos parecen acertadas como maximización de la concentración y de la energía para continuar». Es decir, como resultado de una actuación concentrada, se liberan químicos como la adrenalina, la noradrenalina o norepinefrina (que nos dan una sensación de placer) y se genera una mayor disponibilidad de concentración (Jensen, 2002).

En esta perspectiva Mourinho (2002) añade que «una de las cosas que hace que el entrenamiento sea más intenso, (…) es la concentración exigida (necesaria)”, asociada por lo tanto a un desgaste en términos emocionales (Fernandes, 2003). Ahora, reconociendo la importancia de este desgaste, resultante del jugar concentrado, se impone la necesidad de un concepto de recuperación diferente de lo tradicional, es decir, de aquel que sólo se refiere a la dimensión fisiológica de los jugadores.

Por lo tanto, es importante que durante la organización y gestión del proceso de entrenamiento, la distribución semanal de los contenidos, haya un respeto por las consecuencias que se derivan del hecho de que los jugadores tienen que estar concentrados. Como dijo Faria (2004) «cuando hablamos de la recuperación, no podemos hablar sólo desde el punto de vista físico. Hay una recuperación que tiene que ser mental, a nivel de aspectos de concentración, que es fundamental para los jugadores para que los jugadores consigan estar «en el juego» durante los 90 minutos. Estos niveles están relacionados con la capacidad de nosotros auto-motivarnos».Queiroz (2004) también parece estar de acuerdo con esta posición al decir que «cuando nos enfrentamos a un juego sin que hayamos conseguido una regeneración completa, desde el punto de vista fisiológico y emocional, nos resentimos (…) con menos concentración, menos entusiasmo, menos alegría, menos disponibilidad y menos eficacia». A esta fatiga proveniente del sistema nervioso central y que como hemos visto influencia (afecta) la disponibilidad emocional y la concentración, Frade (2004) da el título de “fatiga táctica» por cuanto ella se traduce en la incapacidad de los jugadores estar concentrados en las acciones que caracterizan la forma de juego de su equipo.

De otra parte, además de los entrenadores antes mencionados, también Ferreira, Manuel Machado, Neca, AgostinhoGuilherme Oliveira y Carlos Carvalhal, entre otros, han mencionado un estudio realizado por Freitas (2004) la necesidad de atender permanentemente a una mental de sus jugadores.

Con el creciente aumento de la densidad del periodo o temporada competitiva esta recuperación es cada vez más difícil de lograr. De ahí que Mourinho (2004) afirme que «los jugadores deben estar mentalmente preparados para entrenar día a día, es decir, la recuperación de domingo a domingo, día a día, de un ejercicio a otro ejercicio, de una repetición para otra repetición».

 

II) La información (feedback) interna

El otro elemento que nos parece importante tener en cuenta con respecto a sus propios jugadores es su propio «mecanismo» de información (feedback). Para explicar mejor este mecanismo de la conciencia y de su importancia parala adquisición/reversión de los hábitos de los jugadores Jacob (2005) revela que «el momento en que la intención [de acción] toma forma, una región del cerebro llamada el área motora suplementaria crea una copia neuronal de intención, llamada “copia de eferencia”. Sin que lo sepamos, esta copia de eferenciaanticipa los resultados de la acción. Después, ella compara ese mensaje con los resultados obtenidos. Si la copia de eferenciano está de acuerdo con los efectos de la acción, las dos señales (copia de eferencia y aquel que resulta de la percepción del gesto), entran en conflicto y crean un mensaje de error». Este mensaje de error es una advertencia muy eficaz y favorece la toma de conciencia de aquella que era nuestra intención no consciente. Tomamos conciencia de hecho que la intención no está adaptada a la situación. Esa toma conciencia es necesaria para llevarse a cabo una estrategia mejor adaptada a Jacob (2005). Todos los mensajes de error que el jugador recibe durante su ejercitación constituyen en si una retroalimentación (feedback) interna extremadamente valiosa. Y es preciso que tengamos presente que este es un proceso biológico de auto-enriquecimiento que no sólo tiene repercusiones a nivel de las células cerebrales, sino también a nivel celular periférico, en los músculos, los receptores cinestesicos de las articulaciones, etc. Y esa es la razón por la cual la vivenciaçiónsistematizada de las situaciones específicas del juego que se pretende construir es absolutamente imprescindibley de ahí que el hábito sea algo que se adquiere en la acción.

Deja una respuesta