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Lo que dejó el clásico: ¿A qué juegan los máximos exponentes del fútbol sudamericano?

“El todo es más que la suma de las partes”. Esta premisa de la teoría de la Gestalt quedó claramente demostrada en el Gigante Arroyito, donde Brasil, con goles de Luisao y Luis Fabiano en dos oportunidades, superó por tres a uno al combinado argentino.
Dos de las tres pelotas paradas cerca al área del seleccionado local, terminaron en goles para los brasileros. La pegada precisa de Elano, la falta de eficiencia en la marca y el cabezazo certero de Luisao pusieron a los brasileros uno arriba cumplidos los 23 minutos iniciales. A los treinta minutos, un foul ingenuo de Mascherano a Kaká derivó en otro balón quieto que el visitante capitalizó en otra conquista a través de Luis Fabiano, luego de una serie de rebotes.
El complemento, tenía a la selección celeste y blanca tratando de llegar por las bandas y buscando más el tiro de media distancia, hasta que encontró el descuento en un zapatazo de Jesús Dátolo a los 19 minutos. Pero la aspiración argentina quedó sepultada dos minutos después, cuando Kaká con un milimétrico pase, optimizó la capacidad de Luis Fabiano, para ganarle en carrera a Nicolás Otamendi y definir con gran categoría ante la salida de Mariano Andujar. En lo que restó del partido Argentina fue un manojo de intenciones, con tres delanteros en cancha que no pudieron entenderse ni gravitar por sí solos.

Esta nota no pretende ser una mera crónica resultadista, sino un análisis sobre la importancia de las ideas y la mejor manera de llevarlas a cabo. Lo que se vio el día sábado, es una muestra más de lo que conlleva tener en claro a qué se juega.
En una selección de fútbol nacional, el D.T. de una potencia, como lo son Argentina y Brasil, tiene el privilegio y la dificultad de elegir entre grandes estrellas enquistadas en la vanguardia mercantil del fútbol.
Cuando se realiza la convocatoria de jugadores, debe tenerse en cuenta el plan de juego a utilizar, estamos hablando de la táctica con la que se identificará al equipo. A su vez, las características de los intérpretes más destacados, llevará a que el equipo elija una forma de expresarse dentro de campo de juego. Una vez establecido esto, se debe pensar en cómo llevarlo a cabo, en como materializar la idea. Entonces, se realizará una estrategia utilizando jugadores determinados según sus cualidades técnicas.

Contrastes:
Brasil:
La táctica de Brasil contra equipos de la talla de Argentina, bajo la dirección de Dunga, es el contragolpe. En condición de local, suele privilegiar la manutención de la pelota, aunque da la sensación de que se siente más cómodo siendo punzante en el contraataque.
La estrategia es armar un bloque sólido desde la mitad de cancha hacia atrás, con dos volantes como Gilberto Silva y Felipe Melo, que además de aportar marca tienen criterio en la distribución; una línea de fondo con cuatro defensores de buena talla que no dudan en reventarla si hay peligro, pero sin resignar la calidad siempre vigente de sus laterales. En el momento de atacar cuenta con un lanzador preciso como Elano y tiene en Kaká una garantía de juego, que no sólo defiende bien la pelota, es veloz y preciso en la pegada, sino que además se sacrifica en la recuperación. Para completar la escena, por afuera se mueve el rápido y hábil Robinho, y por el centro Luis Fabiano, que con su excelente cabezazo, velocidad, movilidad, juego asociado y entrega, suele arrastrar más de una marca.
Por momentos, el juego desbastador de Brasil, genera foules cerca del arco rival o tiros de esquinas, que suelen aprovechar de la mejor manera con lanzadores como Dani Alves y Elano, y cincos hombres en el área que promedian 1, 87 metros de altura.

Argentina:
La mayor dificultad de Argentina, es que no tiene un plan de juego concreto, produciéndose una extensión del ciclo del ex D.T. Alfio Basile, que al menos parecía comulgar con la idea de Pekerman: mantener la pelota en los pies, haciéndola circular para que se generaran huecos en la defensa del contrario. Este estilo, es el que embandera el Barcelona, que a partir de estrategas como Xavi e Iniesta saca lo mejor de sus delanteros.
Diego Maradona trató de encontrar en Juan S. Verón un pensador después del conflicto con Riquelme, quien tampoco satisfacía las demandas de juego asociado en sus partidos más recientes.
No obstante, una orquesta no depende de uno o dos instrumentos, por más sofisticados que sean y no tengan fisuras en la interpretación.
Argentina es un cúmulo de individualidades que pecan de egoístas (ejemplo: Messi) o realizan funciones para las que no se encuentran técnicamente preparados (ejemplo: Heinze).
Más allá de los nubarrones, hay claros que pueden encontrarse en la selección de este país: Javier Mascherano en la función de “parabrisas”; el aporte por la banda del incansable Jonás Gutierrez; Dátolo en la creación de juego con habilidad y pegada respetable, y la reaparición de Verón con sed de revancha es otro acierto.

Conclusión:
Está claro, que Brasil no tiene la llave mágica que abre todas las puertas del éxito. Inclusive, es todavía duramente criticado por la prensa que no piensa igual que el D.T. Pero le alcanza con seguir una idea clara de fútbol, en la que aprovecha al máximo las virtudes de los suyos, más allá de prescindir de jugadores súper dotados para la creación como Diego o Ronaldinho, sólo por nombrar un par.
En síntesis, cualquier sistema complejo funciona en base al ensamblaje de sus piezas. Un vehículo modesto, que contenga todas sus partes en buen estado y eficazmente ensambladas, funcionará mejor que un montón de piezas sofisticadas que no logran concatenarse.
En el fútbol, la vinculación de los eslabones se produce a través del trabajo y es saludable emanciparse de planteos en los que el factor emocional, supera la coherencia.
La arenga emotiva que puede llegar a aportar una figura reconocida, potenciará lo establecido, no creará por sí mismas una forma de juego.

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