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Mal De Altura

Resumen

La altura es una variable que sin dudas afecta directamente el rendimiento deportivo del fútbol. Mucho se ha hablado y escrito en relación a cual es la forma más adecuada de afrontar un compromiso de partido a muchos metros sobre el nivel del mar con deportistas que no están acostumbrados a desenvolverse en esta situación. ¿Cuántos días debe llevar una aclimatación? ¿Todos los jugadores se adaptan de la misma forma? ¿Vale la pena pasar por un largo período de adaptación? ¿Mejorará éste decisivamente el rendimiento? Éstas y otras preguntas intentaremos dilucidar en este artículo escrito por especialistas con vasta experiencia de trabajo en dichas condiciones.

 

INCIDENCIA EN EL DEPORTE – EXPERIENCIA EN BOLIVIA 1998-2000

Caracterización del mal de altura
Los nativos del Machu-Pichu aconsejan descanso, reposo y comida ligera x 24 hs. luego del arribo a sus zonas más elevadas. Ellos explican poéticamente que “el alma tarda un día más que el cuerpo en llegar”; con esta particular forma de expresar conocimiento, aconsejan lo mismo que los médicos frente al hecho de ascender a un lugar por encima de los 3000m.
Los síntomas habituales son: Cefaleas, fatigas, mareos, confusión, insomnio y malestar en general.
Lo ideal es hacer reposo y si los síntomas se repiten es descender para volver subir gradualmente. Lo ideal sería subir 300 m por día, lo cual permite que el cuerpo se adapte naturalmente a la altura. Este hecho, por razones de tiempos, es imposible a cumplimentar con un equipo de fútbol.
En caso de deportistas, es fundamental el chequeo medico previo debido a las complicaciones en relación a la salud que pueden presentarse ante algunas patologías. La altitud no es aconsejable para cardiacos e hipertensos por la sobrecarga que debe tolerar el corazón. Descansar y comer liviano son sugerencias de tipo general, para enfrentar dicha situación.

 

Factores Psicofísicos que inciden en la práctica deportiva en la altura
El estudio se realizó basándonos en investigaciones del profesor suizo Dr. G. Shunholzer, las experiencias del Dr. B. Lozada realizadas en Argentina, Bolivia y México; y sumado consultas personales entre varios preparadores físicos con experiencia en trabajos en altura.
Abordamos dicha problemática conjuntamente con el Instituto Boliviano de Biología de la Altura, tomando en cuenta sus investigaciones precedentes conformadas por una serie de trabajos que fueron puestos en práctica en la ciudad de la Paz durante el año1999 con la Selección de Fútbol de dicho país.

Partimos del concepto de que para realizar una eficiente adaptación a la altura es necesario superar dos tipos de problemas:
• Los de tipo Psicológico
• Los de tipo físico cuyas manifestaciones en el organismo, debido a la baja presión atmosférica se ponen en evidencia por la dificultad para poder transportar a los tejidos, el oxigeno necesario, dificultad que corro se sabe se llama hipoxia.

Debemos recordar que si en el llano contamos con entre 4.500.000 y 5.000.000 de glóbulos rojos, para poder moverse sin complicaciones en la altura se debe incrementar dicho número a 8.000.000, es decir, se debe acceder al estado denominado de poliglubia.

Debido a esa Hipoxia es que el deportista experimenta: mareos, disnea, cefaleas, sequedad en la garganta y fosas nasales, alteración del ritmo cardíaco bajo la forma de taquicardia. Éstos cambios no sólo inciden desde el punto de vista físico sino que además provocan alteración de carácter psicológico debido al temor de moverse sintiendo dichas molestias y temiendo su agravamiento.

Sabemos que el fútbol es la suma de entrenamiento técnico, táctico, físico y mental. De la mencionadas cuatros áreas consideradas en relación a la preparación deportiva, es el aspecto psicológico el que más intriga a los entrenadores.

Cada Cuerpo Técnico tiene sus formas de tratar las cuestiones relacionadas con lo psicológico en su equipo; pero si además debe lidiar con condiciones de competencia no habituales, mayor deberá ser el trabajo sobre motivación, espíritu, cooperación y disciplina. Situaciones no habituales tales como competir en altitudes inusuales, requieren que el jugador desarrolle una habilidad psicológica o mental suplementaria esencial para poder llegar al éxito.

El futbolista debe aprender a apoyarse, tanto en recursos físicos como mentales para tenerlos a disponibilidad y usarlos contra el estrés que provoca dicha situación.

El primer paso es la comprensión intelectual del problema a enfrentar. El segundo la adopción de los recaudos físicos necesarios para atenuar los síntomas. Con ello se accede a una estabilidad mental que es la habilidad para enfrentarse a la realidad de la situación; por ello la motivación interna así como la externa, provista por el cuerpo médico y técnico, son necesarias para la obtención de resultados.

La aptitud mental, incluyendo fortaleza psíquica y perseverancia, puede desarrollarse de la misma manera que la Aptitud Física, es decir aplicando el principio de la sobrecarga. Se debe “endurecer” psicológicamente a los jugadores frente al estrés, a través de un aumento gradual de la presión, lo cual a la larga produce adaptación y ajuste al estímulo.

Estos aspectos, tanto físicos como psicológicos, fueron los que conjuntamente con los miembros del Instituto Boliviano de la Altura y el médico de la selección, debimos afrontar para lograr que los jugadores provenientes del llano boliviano fueran gradualmente venciendo el temor a la altura y accediendo a su adecuación fisiológica.

Proceso
Previo a la llegada a tierras altas, se les había advertido a los jugadores mediante charlas informativas sobre cuáles serían los tipos de problemas que deberían superar; y que se requería de mucha fortaleza anímica para responder adecuada y rápidamente a las exigencias físicas a las que se los iba a someter.

Fue así como elaboraron pautas que los jugadores deberían cumplir al llegar a la altura, tales como:
* Evitar el consumo de alcohol, ya que puede producir cefaleas y aumento del ritmo cardíaco.
* No ingerir gaseosas porque aumenta la alcalosis.
* No comer en exceso sobre todo alimentos susceptibles de fermentar, para poder realizar una digestión rápida, evitando así el aumento de la alcalosis.
* Respetar las exigencias y gradaciones planteadas en los trabajos físicos.
* Cumplir los descansos en los horarios estipulados.
* Tratar de mantener en las horas de descanso la humedad ambiental para evitar el desecamiento de las fosas nasales y garganta. Para ello es deseable dejar correr en las habitaciones el agua del lavatorio, en lo posible el agua caliente para la generación de vapor.

Por otra parte se les solicitó que ante cualquier manifestación de alteración la elevaran al médico, quien llevaba una planilla de seguimiento individual del jugador para el registro y control de las situaciones.

Registros
Para elaborar registros comparativos, se evaluó a los jugadores con Test de Cooper y Conconi en las diversas altitudes; primero en Santa Cruz de la Sierra, luego en Cochabamba y posteriormente en La Paz.
El uso de cardiotacómetros en diferentes situaciones tanto de juego como de entrenamiento, permitió el registro y la observación de las distintas velocidades de recuperación de los jugadores y sus variaciones cardíacas.

Cotejando los resultados se pudo determinar en qué momento coincidían los rendimientos del llano y de la altura.

Con el cumplimiento de todo este protocolo, los trabajos se programaron y realizaron superando en muchos casos las aspiraciones preestablecidas.

En términos de competencia, se jugó en los primeros quince días de haber iniciado el trabajo contra equipos que habitualmente se desempeñan en la altura, y la selección respondió a pleno hasta el minuto 60; a partir de allí se puso en evidencia el cansancio, y la consecuente la pérdida de técnica. Se volvió a competir a los 20 días y la fatiga se presentó a los 75 minutos del inicio del partido. Posteriormente se realizaron partidos a los 25 días y recién allí, los jugadores pudieron responder a las exigencias durante los 90 minutos que duró el encuentro.

Esto permitió extraer como conclusión que para poder competir con efectividad y según estudios conjuntos, se requiere de un trabajo previo de 20 a 25 días.

Por otra parte, se registraron variables individuales respecto de la adecuación dentro del plantel de jugadores. Aquellos que llegaban con una mejor preparación física previa, fueron los que se adaptaron más rápidamente. También aquellos que eran más fuertes anímicamente y que presentaban una personalidad con características más avasallantes, fueron los que mejor respondieron y más fácilmente soportaron las exigencias requeridas.

Resumiendo; se entendió que la única forma de poder competir poniendo a todos los integrantes en igualdad de condiciones es trabajar con el tiempo ya señalado: Entre 20 a 25 días previos y en el mismo lugar de la competencia o altura similar. Por este motivo, son escasos los equipos que logran resultados positivos cuando no hacen una aclimatación.

Pero si un equipo no puede realizar los señalados días de adaptación y debe competir en la altura, se aconseja arribar al lugar el mismo día con no más de tres horas de anticipación a la competencia, lo más descansados posible y enfrentar de forma paulatina y a ritmo lento la entrada en calor.
Durante el partido, se debería manejar la participación alternada de los jugadores en el esfuerzo, para poder siempre mantener el cuadro equilibrado. Una vez finalizada la competencia descender, como para abordar el descanso nocturno en mejores condiciones de oxigenación.

Un último punto a tener en cuenta es la necesidad de reforzar el trabajo psíquico, ya que el participar en condiciones no habituales pueden provocar situaciones de ansiedad e inseguridad, lo que incrementa el temor a jugar en la altura.

* Trabajo realizado por el Prof. Alfredo Weber al frente de la preparación física de la Selección Boliviana de Fútbol, junto a Héctor Rodolfo Veira.

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